29 diciembre 2010

Te presento a mi esposo, María

Alejandro Iglesias, participante de GH 2011, padece de disforia sexual. Quiere ganar el juego para hacerse una cirugía de reasignación de sexo. Para mi claramente uno de los finalistas
A pasos de distancia de un Año Nuevo, ya es tiempo de balances:


El 2010 fue un año de mucha movida política, de eso no hay duda. Dentro de los grandes cambios, más bien una contingencia del destino, la muerte del ex-Presidente Kirchner, que alteró el tablero político. Y algo producto solo de los hombres, la promulgación de la ley 26.618 y la consecuente modificación del Código Cívil: Argentina se convirtió así en el primer país de América Latina en permitir el casamiento entre personas del mismo sexo. Y el festejo fue a lo grande, a sólo dos meses de sancionada la ley, ya 240 parejas gay estaban unidas en matrimonio.


Sera quizá en parte por esto, que aquello de lo que sólo algunos se atrevían a hablar, se volvió El tema del momento; nos referimos a la homosexualidad.
 La televisión, como espejo de la sociedad, hizo eco de esta realidad. Tal es así que hoy ningún programa televisivo pasa por el alto el tema. Botineras, programa emitido en Telefe en horario Prime Time, ilustró de forma muy explícita la relación amorosa-sexual entre dos hombres, algo sin precedentes; en su sexta temporada en el aire, la casa de Gran Hermano, la más vista del país, alberga una galería de personajes que incluye a Alejandro Iglesias, quien padece de disforia sexual, ya que toda su vida se sintió hombre a pesar de tener cuerpo de mujer y que confesó participar de este programa por una sola razón: poder hacerse la operación de cambio de sexo. Por las pocas emisiones que vi, los productores de GH explotan al máximo esta cuestión, indagando en su aspecto físico. Corrieron rumores de que podía tratase de un hermafrodita (persona con organos sexuales de ambos géneros) pero luego se descartó.


El Matrimonio Para Todos, su nombre políticamente correcto, despertó viejos debates y enemistades. Sectores conservadores, representados en su mayoría por la Iglesia Católica, se referían a algo "anti-natural" que destruiría la base de la sociedad: la familia. Los que defendían esta movida alegaban a la cantidad de chicos huérfanos y abandonados que podrían ser beneficiados si esta ley se aprobará.
Sin duda, un debate complejo, donde las respuestas son todas imperfectas, ya que el ser humano así lo es.


Pero nadie hubiese imaginado que una persona se escudara en la religión para llevar a cabo una transformación sexual. Este es el caso de cuando a la religión hindu, el tiro le salio por la culata. En la localidad de Orissa, India, Minati Khatua descubrió, seis meses después de casarse, que su esposo era en realidad una ella al entrar, por casualidad, al baño mientras ella-él se bañaba.


La pregunta es inevitable: 
¿Cómo no se dio cuenta antes?
 Pues bien, la presunta víctima del engaño alegó que por cuestiones religiosas, su entonces esposo, Sitakant Routrayno, no podía consumar el matrimonio por el momento. Hoy se maneja la hipótesis de que detrás de todo el engaño hay un motor económico, ya que es tradición hindú que al hombre de un matrimonio se le otorgan dotes como ser:  un auto, adornos de oro y 350 libras esterlinas. Algo de eso debe haber seguro, ya que el "novio" permanece prófugo con un auto y préstamos que robó de la cuenta de su "mujer".


¡Una farsa muy Siglo XXI.!


Fuente: diarioveloz.com, argentina.ar, Sentido G, GH 2011 sitio oficial

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