03 junio 2008

¿Kiosco de revistas o sucursal Playboy?

Lecturas de verano por Alejandra Lunik
Llamado a la solidaridad femenina:

Transitar a pie las congestionadas calles porteñas puede resultar en un desafío. Entre que esquivar los regalitos caninos, que agarrar fuerte la cartera, algo tan simple como caminar puede complicarse. 

A esta linda listita de obstáculos se suma un nuevo enemigo: El kiosco de revistas. Mujeres desnudas, de todo y para todos: rubias, morochas, coloradas, todas ellas exhibiendo sus cuerpos, tal como llegaron al mundo. Sus poses, más que insinuantes, dejan todo a la vista.

El desprevenido transeúnte no puede hacer vista gorda a semejante llamado de atención. Y bueno, si está ahí, ¿qué pretenden, que me tape los ojos? Podría responder aquel adulto, de elegante traje azul y relucientes zapatos negros que aprovecha para echar un largo vistazo al puesto de diarios ubicado frente a Tribunales. Y bueno, tan errado no está.

Frente a este escenario yo me pregunto: ¿Qué fue de los kioscos de diarios "apto para todo público"? ¿A dónde fueron a parar revistas como El hogar cuyas tapas mostraban inocentes y apacibles ilustraciones? Espectaculares escenarios naturales publicados por el National Geographic fueron cediendo silenciosamente su lugar. 

Todos sabemos que el cuerpo de la mujer es hermoso, pero acaso ¿es lo único que existe sobre la faz de la tierra? De seguro que no. No solo existen millones de lugares geográficos que valen la pena ser vistos, sino que hay también gran cantidad de talentosos/as diseñadores/as que pueden lograr atractivos y originales diseños de tapa.

Por eso, disfrutemos con plenitud del derecho a libertad de expresión, hagamos del kiosco de revistas una ventana al mundo y no -en el mejor de los casos- una mera extensión del programa Bailando por un sueño.

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