14 septiembre 2012

¡Feliz Viernes!




Cuando algo o alguien nos enoja, todo nuestro ser se concentra en sentir esa energía que viene desde lo más profundo, desde lo más instintivo.
El enojo tiene que ver con algo que no está saliendo como nos gustaría. Nos sentimos contrariados y, a veces, abandonados.

Si quedamos encapsulados en ese sentimiento, es probable que nos dure mucho tiempo y eso se traduce en un malestar general. El enojo tiñe toda nuestra vida, nos predispone mal con los demás, con el mundo entero y hasta llegamos a sentir dolores físicos o síntomas de enfermedad.

Descifremos cuál es la causa de nuestro enojo, preguntémonos qué nos pasa, por qué estamos enojados. Darnos cuenta nos permite resolverlo.

Si es con alguien, hablemos con esa persona. Pidámosle lo que necesitamos para calmar nuestro desagrado, y aceptemos las cosas que no se pueden cambiar, viéndolas de un modo que no nos turbe tanto.

Si hoy logramos desatar los nudos del enojo, nos sentiremos libres. Seremos capaces de conocer las causas y de comprender nuestros impulsos, como así también aceptar los enojos de los demás. Y estaremos contentos de disfrutar el día de hoy.

Solo por hoy, no estes enojado.

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