
Es, además de una
telenovela que Telefé emite en horario
prime-time, una mujer que malparió. O en otras palabras, una mujer que abortó. Según The
Lancet, una prestigiosa revista británica, Argentina tiene uno de los índices mal altos de aborto en el mundo (40%). Este dato no sorprende, ni siquiera si tenemos en cuenta que esa práctica no es legal en el país. No lo es aún en los casos de embarazo producto de violación , ni cuando la vida de la madre corre peligro.
El 22 de junio de 2005
Romina Tejerina fue condenada por la Cámara Penal de
Jujuy a 14 años de cárcel por haber matado a su hija al nacer, o en palabras de abogados, jueces y demás yerbas, por cometer un "delito de homicidio agravado". La carátula que lleva el caso no logra ni asomarse a describir el horror del mismo. En cambio, si uno observa el rostro de
Romina cubierto de lágrimas, entonces sí. El horror radica en saber que este caso podría haber sido evitado. En el caso particular de
Romina, si hubiese contado con los
300$ que le pedían en los hospitales, pese a saber que se trataba de un embarazo producto de una violación.
40 %, 300$, son sólo cifras. Detrás, la cruda realidad de la salud
reproductiva de nuestro país. Es
indignante que un medio del extranjero nos abra los ojos ante lo que están padeciendo millones de mujeres a lo largo y ancho del país. Mujeres, que aún cuando su vida corre peligro, no pueden decidir por sobre su propio cuerpo y tienen que pasar por innecesario trámites,como por ejemplo, pedir la autorización de su marido. En consecuencia, los abortos se realizan de forma "ilegal" y en condiciones sumamente peligrosas. O no se realizan. Y la madre realiza un infanticidio, una práctica tan
horripilante como bárbara. En el caso de
Romina, un acto de
desesperación. Una forma de acallar el odio dentro suyo. Y hoy es una mujer presa y arrepentida. Porque sabe que esa criatura era inocente. Al igual que ella, que no es una asesina, sino una mujer desamparada, sola, ante un Estado ausente. Un Estado que se jacta de ser liberal al permitir el matrimonio para las personas del mismo sexo, pero cuya legislación en cuanto salud
reproductiva es "abusiva y negligente" como se describe en The
Lancet. Un Estado para quien "Malparida" es sólo una telenovela.
*Fuente: Clarín 16/09/2010